El próximo 7 de mayo se cumplirán treinta años del fallecimiento de este aclamado referente del movimiento vecinal del Puerto de Sagunto,

Angel Perales Yuste: la sonrisa de los justos

Ángel Perales Yuste, en diciembre de 1988. Imagen tomada en la Cristalería Belmonte de Puerto Sagunto. Ángel Perales Yuste, en diciembre de 1988. Imagen tomada en la Cristalería Belmonte de Puerto Sagunto. Foto: Archivo El Económico
Viernes, 22 Marzo 2024 21:15

José Ángel Baños Bertolín & Antonio Ortiz López
Historiadores y profesores de Enseñanza Secundaria

El próximo siete de mayo se cumplirán treinta años del fallecimiento de Ángel Perales Yuste. Aclamado referente del movimiento vecinal del Puerto de Sagunto, con él desaparecía uno de los hitos de un movimiento que hoy está necesitado de nuevos liderazgos. Décadas atrás, el movimiento vecinal aportaba un panorama de fuertes personalidades, asentadas sobre liderazgos sólidos, muy válidas para la lucha sindical y asociativa. Acababan erigiéndose en populares iconos, actores fundamentales de nuestra sociedad democrática.

Según su acta de defunción, Ángel Perales murió a los 59 años víctima de neumonectomía, de insuficiencia respiratoria irreversible. Su último domicilio fue una planta baja situada en la céntrica calle Teodoro Llorente, muy próxima a un conocido hipermercado de barrio, contiguo a la calle Palleter. Una calle lejana o próxima, según se mire, a aquella calle del barrio de San Julián, número 16 de la ciudad de Teruel, que vio nacer a Ángel Perales un siete de septiembre de 1935.

Su familia se trasladó a Puerto de Sagunto cuando él solo contaba 9 meses de edad. Sin embargo, «siempre tuvo un gran cariño por aquella tierra maña». Para muchos vecinos porteños Teruel es una tierra muy próxima, pues allí se encuentran sus orígenes. Ángel se incorporó en 1947 a la primera promoción del recién inaugurado Colegio de Niños Ntra. Sra. de Begoña de AHV-FS. Como tantos otros de sus compañeros, ingresó en la plantilla de AHV al aprobar el ingreso en la Escuela de Aprendices, en el curso 1950-51. Aunque ‘la fábrica’ quiso formarle como carpintero, es decir, encargado de realizar los modelos para fabricar piezas metálicas en fresadoras y tornos, finalmente se hizo ajustador y se le destinó al departamento de reparaciones mecánicas.

Junto a otros sindicalistas, como Miguel Lluch (1925-2002), Ángel Perales comenzó a destacar en la lucha por mejorar las condiciones laborales de AHV desde 1955, reclamando salarios más dignos y mejores condiciones laborales. Aquella fue la época en la que España abandonó la autarquía y la dictadura franquista encaró el final de la década de los años cincuenta buscando la estabilización económica, necesaria para empezar el planificado desarrollismo bajo tutela estadounidense que protagonizaron los años sesenta.

Las relaciones sociales de producción, impuestas en el fascista Fuero del Trabajo de 1938, dejaron paso a nuevos modelos organizativos que sí reconocían el derecho a la representación dentro del Sindicato Vertical, la única central sindical que existió en España entre 1940 y 1977. La dictadura franquista quiso modificar su caduco marco legal y aprobó las elecciones a jurados de empresa y la nueva Ley de convenios colectivos de 24 de abril de 1958. De este modo, la dictadura reconocía implícitamente la existencia del conflicto capital/trabajo y la necesidad de armonizar intereses mediante la negociación. Sin embargo, el régimen nunca reconocería el derecho a la huelga. Cada movilización obrera, por justa que fuese, siempre fue duramente reprimida.

Perdura en la memoria colectiva la discusión que Ángel Perales entabló sobre la necesidad de mejorar la seguridad en el trabajo con el falangista José Solís Ruiz (1913-1990), delegado Nacional de Sindicatos (1951-1969) y ministro secretario general del Movimiento (1957-1969), el partido único de la dictadura franquista, cuando este visitaba AHV-FdS el mismo día del entierro de un obrero fallecido en accidente laboral.

Poco después, la fatalidad quiso que él mismo fuera víctima de un gravísimo accidente laboral en 1964 que casi le cuesta la vida. Trabajando cerca del horno alto, la onda expansiva producida por la deflagración de la depuradora de gases lo hirió gravemente. Sufrió secuelas que nunca pudo superar por completo. De ahí su cojera, lo que le obligó a caminar hasta el final de sus días junto a su inseparable bastón, que es la imagen que de él ha quedado en la memoria colectiva. Ángel, convaleciente, fue objeto de una exhaustiva investigación, pues sospechaba la policía que había sido víctima de su propio sabotaje, al incorporarse al trabajo después de unas jornadas de huelga.

Este accidente laboral le incapacitó para volver a desempeñar sus funciones en AHV y decidió dedicar su tiempo al estudio y a ayudar a los colectivos aquejados por alguna diversidad funcional, denominados entonces minusválidos. Estudió magisterio y daba clases de alfabetización de forma altruista a los más desfavorecidos. Muestra de su rebeldía y carácter fue el no querer concluir sus estudios ni graduarse en magisterio al negarse a cursar las asignaturas de gimnasia (por su impedimento físico) y de religión, por considerarla superflua para la formación del maestro.

Ángel mantuvo una academia de repaso donde contribuyó a que chicas y chicos en dificultades pudieran concluir satisfactoriamente sus estudios primarios, preparó durante años a muchas otras personas con diversidad funcional que pudieron concurrir a oposiciones con garantías de superarlas.

Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que Ángel Perales fue el pionero de las asociaciones cívicas y para la defensa ciudadana del municipio de Sagunto, en un momento donde la prohibición de partidos políticos, distintos al partido único oficial, obligaba a camuflarlos bajo asociaciones de vecinos, culturales, deportivas o de otra índole no política. Ángel fundó y ayudó a fundar gran número de asociaciones de este tipo entre los años 1970 y 1976, como la Asociación de Padres de Familia en los colegios de la siderurgia, las asociaciones de vecinos La Forja, La Victoria, Esperanza-Marina y la Agrupación de Minusválidos de Camp de Morvedre, desde donde trabajó en la complicada tarea por el reconocimiento de los derechos y la integración de este colectivo en el mundo laboral.

En la agonía final del régimen franquista, tal y como nos lo han relatado algunas personas que lo acompañaron en reuniones clandestinas, Ángel formó parte de la Plataforma Democrática, constituida con anterioridad a la legalización de los partidos y asociaciones políticas. La Plataforma reclamaba todavía, desde la clandestinidad en 1975, la instauración de la democracia en España y la apertura de un proceso constituyente, comprometiéndose en la promoción de un régimen democrático entre diferentes sensibilidades políticas, todavía no reconocidas legalmente.

La identidad de Ángel Perales consta en los registros de archivo de la administración como promotor de reclamaciones vecinales y hasta de eventos culturales. Hemos localizado algunos documentos entre el material de archivo ya publicado que pueden ilustrar esta circunstancia.

La Delegación provincial de Valencia del Ministerio de Información y Turismo registró el 21 de septiembre de 1976 un documento encabezado por él y el abogado valenciano Francisco Ramón Blat Gimeno, como promotores de un recital de canciones protagonizado por Adolfo Celdrán, Al Tall, Enrique Morente y Agua Viva, que había de celebrarse en el local del Casino Recreativo y Cultural de Productores de Altos Hornos de Vizcaya.

El 8 de enero de 1977, como presidente de la Asociación Familiar, seguido por el abogado Alberto García Esteve, dirige un escrito oficial en apoyo de una protesta vecinal desatada por la instalación de un cable eléctrico en la actual avenida Nou d’Octubre, destinado para alimentar de energía al pantalán que la Compañía Minera de Sierra Menera estaba construyendo en la playa de la localidad. En este documento argumentaba que los vecinos no debían ser perjudicados por los intereses particulares de las empresas y que el tendido lo deberían de hacer por terrenos de la propiedad de la compañía, alejados de las viviendas.

El posicionamiento social de Ángel Perales y su activismo cívico será siempre a favor y desde el compromiso para con sus vecinos. Se admiraba su valentía y espíritu de lucha, su rebeldía ante cualquier injusticia y la defensa de sus convicciones siempre desde la tolerancia y el respeto por los demás. En la memoria colectiva Ángel Perales es sinónimo de independencia, dignidad y solidaridad.

Tras la constitución de los primeros ayuntamientos democráticos en 1979, consiguió de la nueva corporación local saguntina contratos a turnos restringidos y rotativos para personal con minusvalía física. Por ello, muchas personas de este colectivo le recordarán siempre, pues gracias al empeño de Perales, tuvieron la oportunidad de alcanzar una vida mejor y más digna.

Pero existen muy pocos documentos que hagan justa y digna mención a Ángel Perales. Al final de la lucha por el mantenimiento de AHM, momento que ha quedado inmortalizado en el documental ‘El mejor acero del mundo’, cuyo estudio venimos realizando, estuvo en primer plano siempre que su dolencia se lo permitió. El papel de Ángel Perales en el documental es el de la voz de un pueblo, el oráculo que todo lo puede explicar y calibrar, el guía de confianza del narrador del audiovisual, que ayuda a aclarar situaciones e ideas preconcebidas e integra a los reporteros en el escenario de los acontecimientos, visitando las instalaciones fabriles y rincones emblemáticos de la localidad.

DESCUBRIMIENTO PLACA PLAZA PERALESEl 21-5-1995, a las 12 del mediodía, se celebró el descubrimiento de la placa que daba nombre a la plaza Ángel Perales Yuste

El realizador le rinde un merecido homenaje a su trayectoria ciudadana, cuando es inmortalizado, paseando con su inseparable bastón, un día de mercado. Numerosas personas se le acercan espontáneamente a rendirle saludo y su contagiosa sonrisa parece iluminarles. En aquella época Perales era toda una institución para el pueblo y no había quién no le consultara sobre la solución de algún problema laboral o personal.

Su paciente labor en pro de los discapacitados dará sus frutos en 1987 cuando Perales logró constituir una Sociedad Anónima Laboral a partir de la Agrupación de Minusválidos, que consiguió la integración laboral plena de este colectivo. Allí impartió, siempre de forma altruista, clases de preparación para los miembros del colectivo que se presentaron a oposiciones para celadores y administrativos en el ramo sanitario.

Respetado por todos los porteños, a la constancia en las reivindicaciones de Ángel Perales hay que atribuir junto a otros líderes sindicales y vecinales, también la construcción en 1964 del primer instituto público de bachillerato en la localidad (el actual IES Camp de Morvedre) y del primer hospital público en 1982 (la popular Mini Fe). Junto a esta actividad ciudadana, no podemos olvidar su contribución a la creación de asociaciones culturales como el Foro de Debate, apostando por un lugar común de contraste y encuentro de diversas ideologías, en su ideario de lograr una sociedad donde se conviviera en tolerancia, en uso cívico responsable de la libertad de expresión.

Contrariamente a lo que a priori pudiera parecer, Ángel fue una persona muy discreta y poco proclive a expresar sus opiniones políticas en los medios de difusión y comunicación escrita. Por decirlo de una manera comprensible, Ángel fue más activista que propagandista y la discreción guío su activismo desinteresado. Nunca buscó el reconocimiento.

Así nos lo ha constatado en conversación telefónica el editor de El Económico, Ignacio Belzunces Muñoz. Apenas hemos podido recuperar un prólogo redactado por él, dos páginas escritas en junio de 1984 para un libro publicado mucho más tarde titulado Sagunto 1983 el año más largo, una recopilación de impresiones y escritos de muy variada naturaleza dedicada a la lucha emprendida por los trabajadores de AHM redactado por Enrique Moliner Bernabeu que vio la luz en el año 2002.

Una de sus alocuciones públicas más recordadas por quienes compartieron espacios de sociabilidad y militancia con Ángel fue un discurso que pronunció en favor de la unidad de acción de todas las asociaciones vecinales en la culminación de una multitudinaria manifestación por la eliminación de la planta depuradora de aguas negras, la conocida charca, que ocupaba la desembocadura del río Palancia, por los problemas de salubridad que ocasionaba entre los habitantes de las agrupaciones y barrios cercanos al maltratado cauce a comienzos de los años ochenta.

Por su ingente labor ciudadana, cuando falleció el 7 de mayo de 1994, sus más allegados y representantes de tantísimas asociaciones que él había ayudado a fundar, consiguieron que el Ayuntamiento le prestara homenaje y reconocimiento dedicándole una plaza.

A propuesta de la AAVV. Esperanza-Marina, el Ayuntamiento de Sagunto reunido en pleno ordinario el 25 de abril de 1995 aprobó por acuerdo unánime, el cambio de denominación de la antigua Plaza del Cid, situada al final de la calle Buenavista. En la decisión de las agrupaciones políticas representadas en el pleno municipal se valoró la larga trayectoria de Ángel Perales como activista social, como persona de relevante influencia entre la población saguntina, destacable por su abnegada labor en pro del bienestar de nuestra sociedad.

El escrito de la propuesta presentada por la AAVV Esperanza-Marina destacaba su talante de luchador antifranquista y su militancia en el establecimiento de las libertades y de la democracia; su carácter solidario, especialmente para con los más desfavorecidos, siendo promotor de la Asociación de Minusválidos; su implicación con el asociacionismo, siendo también promotor del movimiento asociativo vecinal.

Ayer, cuando acompañaba a mi padre en un paseo ordinario por la avenida Nou d’Octubre, una querida vecina me preguntó sobre cuál sería nuestro próximo artículo. Le confesé que estaría dedicado a la memoria de Ángel Perales. – Hizo mucho bien-, me dijo.


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